Cuando se juega con el amor, existe el riesgo de recibir más del que puedas merecer.



lunes, 11 de junio de 2012

LA FE DE TU INTERIOR

Anoche en sueños ví que con mi amor caminaba
junto a las olas del mar y bajo la luna encantada.
Soñé en nuestro paraíso, mi vida representada
con bellas escenas que en silencio contemplaba.
Cuatro firmes huellas en la arena íbamos dejando
mientras a mi gran amor de la cintura iba agarrando.
Ella miraba atrás esas huellas, reflejadas en el suelo
pero algo extraño observó sintiendo gran desconsuelo.
Observó que algunas veces al reparar en las huellas
en vez de ver los dos pares, veía sólo un par de ellas.
Y observaba también ella, que aquel sólo par de huellas
se veían mayormente, en sus noches tristes sin estrellas.
En las horas de su vida llenas de angustia y tristeza
cuando el alma necesita, más consuelo y fortaleza.
Me preguntó triste mi amor ¡Cariño! ¿Tú no has prometido
que en mis horas de aflicción, siempre andarías conmigo?
Pero noto con gran tristeza que en medio de mis batallas
cuando más siento el sufrir veo sólo un par de huellas.
¿Dónde están las otras dos que indican tu compañía
cuando la tormenta azota con más fuerza la vida mía?
Y ahí le dije yo, con gran ternura y comprensión
Cariño, ten fe y escucha bien el amor de mi interior,
todo irá bien, más comprendo tu confusión.
Te amo y te amaré y en tus horas de dolor
a tu lado estaré, ofreciéndote todo mi amor.
Pero si ves solo dos huellas en la arena al caminar,
y no ves las otras dos que se debieran notar,
es, que en tus horas bajas y cuando débiles son tus pasos,
no hay huellas de tus pisadas, porque te llevo en mis brazos.